Evaluación de la producción y composición de la bellota de encina en dehesas

  1. CARBONERO MUÑOZ, MARIA DOLORES
Dirigida por:
  1. María del Pilar Fernández Rebollo Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Córdoba (ESP)

Fecha de defensa: 19 de julio de 2011

Tribunal:
  1. Augusto Gómez Cabrera Presidente/a
  2. Vicente Rodríguez Estévez Secretario/a
  3. Sonia Roig Gómez Vocal
  4. Fernando J. Pulido Vocal
  5. Reyes Alejano Monge Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La dehesa constituye el sistema agrosilvopastoral más representativo de la Península ibérica. En él, la encina es la especie más abundante apareciendo como especie prioritaria en el 70,1% de su superficie. La encina cumple en la dehesa un papel ecológico muy importante como mantenedora de la estabilidad del sistema y un papel productivo que tradicionalmente ha sido triple aportando fuentes de energía (leña, picón), bellota y ramón para consumo del ganado. Actualmente la encina es apreciada por su producción de bellota, debido a la alta demanda de productos de calidad derivados del cerdo ibérico cebado con este fruto. De hecho la bellota se ha convertido en un bien preciado y escaso que es aprovechada por esta especie en toda su integridad. A pesar de la importancia de las producciones de bellota sobre la rentabilidad de muchas explotaciones e industrias agroalimentarias relacionadas con el cerdo ibérico, poco se sabe de la influencia de factores meteorológicos y de manejo sobre la producción, morfología y calidad de este producto, así como de la variabilidad y de las relaciones que se establecen entre estas variables. En este trabajo se ha caracterizado la evolución de las producciones de bellota de encina en la dehesa encontrando una gran variabilidad en producciones y tamaño de bellota entre años y entre árboles. En el trabajo conviven árboles muy productores y veceros sobre los que se concentra la mayor parte de la producción con árboles de producciones bajas y más estables. Se han encontrado diferentes patrones de diseminación de la bellota aunque no se mantienen a lo largo de los años sino que se ven modificados en función de las condiciones meteorológicas de cada montanera. La producción y la morfología de la bellota se encuentran muy influenciadas por las condiciones meteorológicas en los inicios de la floración y en el final e inicios del otoño. También existe una fuerte influencia de las temperaturas del mes de noviembre sobre la celeridad en la diseminación de la bellota. Para aquellos árboles más productivos inciden de manera negativa especialmente unas altas temperaturas en verano. La poda sólo parece afectar a la longitud de la bellota aumentándola en los años inmediatamente posteriores a su realización. Sin embargo disminuye la alternancia (bienalidad) y la intensidad de la vecería de las producciones durante los años posteriores a su realización. La composición de la bellota se ve afectada de manera significativa por el año de muestreo, el árbol y la fecha de recogida, y por sus interacciones encontrándonos que ni los años ni los árboles evolucionan de la misma manera. La producción, y por tanto el peso se encuentran relacionados con la composición química sólo aquellos años de mayor producción, habiéndose encontrado relaciones significativas entre distintas variables bromatológicas.