Personaje y espacio urbano en la narrativa de Pío Baroja

  1. Orts Agullo, Eva
Dirigida por:
  1. Celia Fernández Prieto Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Córdoba (ESP)

Fecha de defensa: 19 de enero de 2016

Tribunal:
  1. María Ángeles Hermosilla Álvarez Presidente/a
  2. Pablo Luis Zambrano Carballo Secretario
  3. Carmen Becerra Suárez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

En esta tesis pretendemos demostrar la modernidad singular de Pío Baroja en su representación de la ciudad, a través del análisis de la relación entre personaje y espacio urbano en un corpus de cinco novelas en las que esa relación desempeña una función predominante en la estructura narrativa (con una trama articulada sobre los movimientos de un protagonista a través del espacio urbano) y en la generación de su significado: La busca (1904), La feria de los discretos (1905), Los últimos románticos (1906), La ciudad de la niebla (1909) y César o nada (1910). A partir de aquí , y a través del análisis detenido de la elaboración narrativa de los diversos espacios que conforman ciudades como Córdoba, Madrid, Londres, París y Roma en La feria de los discretos, La busca, La ciudad de la niebla, Los últimos románticos y César o nada, se ha intentado mostrar la modernidad singular de Baroja, que si, por una parte, integra cierto legado del tratamiento de la ciudad en la novela del XIX, por otra es ya un escritor del siglo XX que se desprende de las tramas compactas y cerradas para ensayar una narración abierta, encadenada a través de los desplazamientos de diversos protagonistas. En definitiva, Baroja, al situar sus novelas en las grandes capitales europeas, continúa la tradición de los escritores del siglo XIX como Dickens, Balzac o los folletinistas, que utilizaron los escenarios urbanos para situar a sus héroes. Sin embargo, sus personajes son construidos como figuras desorientadas, que van y vienen, y que, aún siendo en ocasiones audaces, no triunfan, porque para el escritor la acción heroica no puede darse en la ciudad moderna. Sin profundidad psicológica, no aprenden, ni evolucionan a lo largo del relato, y los vemos desde fuera moverse por la ciudad, por calles y plazas, cafés y tabernas, hoteles y pensiones. Estos junto a los cientos de figurantes con los que se cruzan parecen elaborados para permitir al narrador ofrecer, desde una perspectiva que va desde la crítica social, hasta la nostalgia de lo pintoresco, un muestrario excepcional de imágenes de ciudades y de gentes en un momento de transformación radical de sus formas de vivir y de convivir.