El Partido Comunista de Chiledesde su tradición aliancista al aislamiento político (1922-1989)

  1. Venegas Valdebenito, Hernán
Dirigida por:
  1. Encarnación Lemus López Directora

Universidad de defensa: Universidad de Huelva

Año de defensa: 2008

Tribunal:
  1. Juan Carlos Pereira Castañares Presidente/a
  2. María Dolores Ferrero Blanco Secretario/a
  3. Diego Caro Cancela Vocal
  4. Antonio Barragán Moriana Vocal
  5. Pedro A. Martínez Lillo Vocal
Departamento:
  1. HISTORIA, GEOGRAFIA Y ANTROPOLOGIA

Tipo: Tesis

Teseo: 279050 DIALNET

Resumen

Esta investigación tiene como objetivo central el análisis del Partido Comunista de Chile (PCCh). uno de los principales referentes de la izquierda chilena. El análisis se proyecta hasta 1989, fecha en la que el regreso a la democracia lo relegó a una situación de marginación, originada tanto en el sistema político como en su incapacidad para insertarse adecuadamente en ese nuevo marco. Se trata de una de las organizaciones nacionales de mayor trayectoria en el sistema político durante el siglo XX, por lo que su seguimiento a través de las distintas fases del desarrollo nacional, no sólo aporta luces acerca de su propia existencia y características, sino que ayuda a ilustrar lo que ha sido la evolución de la política chilena en su camino de profundización democrática. Es posible sostener la hipótesis que. a pesar del transitorio abandono de esta línea institucionalista, a fines de la década de 1920. el partido exhibió a lo largo de su historia una notable continuidad en su línea de acción y definición política. Esta línea fue aceptada incluso en los álgidos mementos en que la organización fue excluida del sistema político, o cuando se agudizaron los conflictos a fines del gobierno del Presidente Salvador Allende (1970-1973) en que. a contrapelo de lo que planteaba una parte de la izquierda, la colectividad insistió en los acercamientos hacia la Democracia Cristiana, el partido de centro predominante, defendiendo la vía pacífica de tránsito al socialismo con participación de masas. La hipótesis central que se sostiene es que esa notable continuidad histórica se reforzó, no obstante la nueva lectura que se hizo de ella, a principios de la década del 1980 cuando la dirección de la colectividad anunció la aceptación de la política de Rebelión Popular de Masas y. por lo tanto, la necesidad de relevar como decisivo el empleo de "todas las formas de lucha", incluyendo la violencia aguda, en su oposición a la dictadura militar. En las versiones originales de la Rebelión Popular, la lucha de masas siguió jugando un rol central en el contenido teórico y de su práctica tal como había ocurrido a lo largo del siglo, lo que finalmente hace discutible la tesis del cambio de línea. La sintonía con las masas, la necesidad de trabajar con ellas y que las mismas hicieran de actor principal en su propuesta, constituyen el elemento de mayor continuidad histórica, independientemente de si lo que se asume es la vía electoral, las alianzas amplias o el uso de la violencia, que finalmente deben ser reconocidas como herramientas políticas cuyo uso se enfatiza de acuerdo a la evolución del contexto histórico en que se sitúe la experiencia del partido. En definitiva, lo más importante de la línea comunista no son sus métodos de acción política -que pueden cambiar según el contexto particular- sino el actor social al cual consideran como pieza central de su acción y teoría política. La complejidad radica en que el concepto de masas es una abstracción que el propio PCCh difícilmente aclaró y que. por el contrario, fueron definiciones que se modificaron en consonancia con el acontecer histórico. Así inicialmente "masas" podrían ser considerados los obreros organizados o no, más adelante componentes campesinos y algunos actores urbanos y sólo a fines de los sesenta el contenido de masas asumió un espectro más amplio, aunque continuó siendo difuso. Dentro de esa ambigüedad, el concepto de "masas" incluía a sindicatos, agrupaciones de pobladores, e incluso actores sociales y políticos influenciados por otros partidos. El elemento de quiebre en la estrategia comunista desde 1980 está dado más bien por la incorporación de un nuevo método de acción política que consintió el ejercicio de cuotas de violencia, aunque no necesariamente de enfrentamiento militar. Esto no se planteó como alternativa entre democracia y socialismo, pues, salvo pequeñas digresiones, nunca se puso en duda que el objetivo de la movilización social estaba encaminado a una recuperación democrática que surgiría natural luego de la derrota de la dictadura, cualquiera fueran los medios empleados.