Concepciones y actitudes ante la muerteteorías implícitas, determinantes socioculturales y aspectos psicológicos relacionados

  1. López Lechuga, Rocío
Dirigida por:
  1. Rafael Tomás Andújar Barroso Director

Universidad de defensa: Universidad de Huelva

Fecha de defensa: 02 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. María Ángeles Pérez San Gregorio Presidente/a
  2. Susana Gaspara Paíno Quesada Secretaria
  3. Francisco Javier Rodríguez Díaz Vocal
Departamento:
  1. PSICOLOGIA CLINICA Y EXPERIMENTAL

Tipo: Tesis

Teseo: 412502 DIALNET

Resumen

La esencia misma del hombre está en la toma de consciencia de la existencia de la muerte. La existencia de esa preocupación por la muerte ha ido variando en sus manifestaciones a lo largo de la historia. Según Kellehear (1984) es inapropiado hablar hoy de un tabú sobre la muerte en la sociedad moderna debido a la proliferación de la literatura, lo que supone un �redescubrimiento� de la muerte pero lo que es cierto es, como dicen Hernández, González, Fernández, e Infante, (2002) que: �en la sociedad moderna no hay tiempo ni ganas de pensar en la muerte�. Antes había un mayor contacto con la muerte, la mayoría moría en casa, con familiares y amigos alrededor y en un proceso de agonía más corto y donde los rituales del duelo se hacían más patentes (Limonero, 1994 en Colell, 2005).La muerte actual es silenciosa, traiciona y de ella no se debe hablar (Gala, Lupiani, Raja, Guillén, González, Villaverde y Sánchez, 2002, en Uribe-Rodríguez, Valderrama, Durán, Galeano-Monroy y Gamboa, 2008). De la misma manera y por su misma naturaleza el hombre actual no debe mostrar signos de dolor ante la muerte, no debe hacerla presente, no debe enseñarle al otro muestras de su existencia. El hombre crea la ciencia con tres máximas siempre presentes, conocer, explicar y predecir los fenómenos que acontecen en nuestra realidad. Pero la muerte se escapa a nuestro entendimiento puesto que no podemos vivenciarla. La religión llega allá donde no llega a experimentar la ciencia y allá a donde no alcanza a comprender la filosofía.Elias (1987): �no existe idea alguna, por extraña que parezca, en la que los hombres no estén dispuestos a creer con profunda devoción, con tal de que les proporcione alivio ante el conocimiento de que un día ya no existirán, con tal de que les ofrezca la esperanza de una forma de eternidad para su existencia� (en Tomás-Sábado y Gómez-Benito, 2003). En el pasado, no muy lejano, la muerte se vivía como un acontecimiento social, toda una serie de costumbres ritualizadas que servían para calmar las ansiedades del vivo.La sociedad actual es una sociedad que niega la muerte (a pesar de las afirmaciones de Kellehear, 1984), la aparta no sólo del ideario común, sino de toda la realidad circundante. Una sociedad que, siendo mortal, rechaza la muerte (Tomás-Sábado y Gómez-Benito, 2003). Se vive hoy en día una auténtica �pornografía de la muerte� (Gorer, enAriés, 1999). La muerte es un concepto �multidimensional� (De Vries, Bluck y Birren, 1993) que puede ser entendida en base a tres aspectos, tres dimensiones o tres manera de vivir la muerte: la muerte vivida desde el yo, la muerte propia, o la muerte en primera persona; la muerte vivida desde el yo junto con los demás, muerte compartida; y la muerte en sociedad, la repercusión de la muerte en los demás y en su entorno, más asociada a la identidad o rol de las personas que a su entidad física. Además la muerte, las actitudes hacia la muerte, se pueden abordar en relación con una serie de variables relacionadas. Una de éstas podrían ser los valores. Quizá el cambio en las actitudes hacia muerte, los miedos y ansiedades nuevas que ésta genera se deba a un cambio en el sistema de valores que considera positivos y deseables aspectos como la competitividad, el consumo, el culto al cuerpo y el éxito, mientras que valora como negativos y rechazables el fracaso, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte (Tomás- Sábado y Gómez-Benito 2003). Otra es la edad. Los psicólogos del ciclo vital (Neugarten, 1968; Levinson, 1977 y Kastenbaum, 1979) han postulado que los diferentes grupos de edad varían en sus actitudes hacia la muerte, en parte debido a su proximidad y exposición diferencial a la misma (Monchietti, Lombardo y Sánchez, 2007), a pesar de que la mayoría de las personas alcanza la madurez sin haber presenciado una muerte o acudido a un funeral (Schmidt, 2007), por lo que la manera en la que una persona entiende y experimenta la muerte cuando niño tiene un gran impacto en cómo esa persona desarrollará su vida como adulto y en sus últimos días (Widera-Wysoczañska, 1999). El sexo.La evidencia empírica existente sugiere que las mujeres se ven afectadas más negativamente por la pérdida que los hombres (Sanders, 1993). La personalidad. Partimos de la idea de que cuanto mayor sea el índice de Neuroticismo en la configuración de la personalidad del sujeto, mayor esperamos que sea su Miedo a la muerte(Loo, 1984 en Blanco, 1992)e igualmente pensamos que podría estar relacionado con la actitud de Evitación ante la muerte de manera directa. Experiencias previas. �La especie humana es la única que sabe que ha de morir y lo sabe sólo por la experiencia� (Voltaire). El recuerdo de la primera experiencia con la muerte puede perdurar en la adultez (Dickinson, 1992) por lo que parece útil determinar qué aspectos de los primeros recuerdos están relacionados con las actuales actitudes ante la muerte (Knight et al., 2000). Sólo con la experiencia de una muerte natural puede enraizar el concepto de muerte (Sheets-Johnstone, 1986). Como establecen Lonetto y Templer (1988), �la cuestión aquí es si la ansiedad ante la muerte sería el resultado de una falta de educación y, por lo tanto, reducible gracias al conocimiento y la supresión de las supersticiones�, pero no sólo eso, la cuestión también debe establecer si es posible continuar con ese proceso educativo una vez alcanzada la madurez. MATERIAL Y PROCEDIMIENTO La muestra está formada por un total de 825 casos válidos procedente de estudiantes universitarios (51,2%) y estudiantes de educación secundaria (48,8%) recogida entre mayo del 2013 y enero del 2014, con un rango de edad que oscila entre los 13 y 30 años (media de 18,44 y desviación típica 3,25), que se distribuyen equitativamente entre los grupos Jóvenes Adolescentes, Adolescentes, Jóvenes adultos y Adultos. El protocolo del estudio incluye un Cuestionario sociodemográfico, EPQR-A, HAD, PRAM, ESV, LOT y PIV. Los datos se gestionaron con el SPSS20. RESULTADOS La distribución de frecuencia de las actitudes hacia la muerte muestra: Miedo a la muerte 23%, Evitación ante la muerte 2,3%, Aceptación neutral 57%, Aceptación de acercamiento 13,4% y Aceptación de escape 4,3%. A continuación se detallan los resultados de medias por sexos para las actitudes de Miedo a la muerte (Mujeres = 4,23 y Varones = 3,67), Evitación ante la muerte (Mujeres = 4,42 y Varones = 4,10) y Aceptación neutral (Mujeres = 5,56 y Varones = 5,9). La prueba post hoc de Scheffé para PRAM y Grupo de edad, en las actitudes de Aceptación de acercamiento y Aceptación de escape muestra los resultados: Jóvenes adolescentes y Jóvenes adultos (/- J)~ 0,72962 y p = <0,001; Jóvenes adolescentes y Adultos, (I-J)= 0,89079 y p = <0,001; Adolescentes y Jóvenes adultos, (I-J)= 0,50646 y p = 0,012 y Adolescentes y Adultos, (I-J) = 0,66763 y p = 0,001; para la Aceptación de acercamiento. Jóvenes adolescentes y Jóvenes adultos, (I-J) = 0,48807 y p = 0,024, Jóvenes adolescentes y Adultos, (I-J) = 0,91571 y p = <0,001, Adolescentes y Adultos (I-J) = 0,68271 y p = 0,002, para la Aceptación de escape. La correlación entre las puntuaciones obtenidas en el test de personalidad EPQR-A y el PRAM arroja significatividad entre las relaciones de Miedo a la muerte y Neuroticismo (r = 0,185 y p = <0,001) y Psicoticismo ( r = -0,123 y p = 0,001); Evitación ante la muerte y Neuroticismo (r = 0,086 y p = 0,025) y Psicoticismo (r = - 0,108 y p = 0,005); Aceptación neutral y Neuroticismo (r = -0,081 y p = 0,035) y Psicoticismo (r = 0,105 y p � 0,006); Aceptación de acercamiento y Neuroticismo (r = 0,081 y p = 0,034), Psicoticismo (r = -0,139 y p = < 0,001) y Sinceridad (r = -0,104 y p = 0,006) y Aceptación de escape y Neuroticismo (r = 0,177 y p = <0,001) y Extraversión(r = -0,147 y p = <0,001). La prueba post hoc de Scheffé muestra las diferencias significativas entre las medias de PRAM y el grado de Compromiso con las creencias religiosas. Dentro de la variable dependiente Miedo a la muerte existe covariación significativa entre los grupos de No creyente y Creyente ((I-J) = -0,74933 y p = <0,001) y No creyente y Creyente y practicante ((I-J) = -0,77582 y p = <0,001). La correlación entre las puntuaciones de Satisfacción Vital (ESV) y el PRAM muestra una significación estadística en las intersecciones entre Evitación ante la muerte y ESV(r = 0,099) y Aceptación de escape y ESV(r = -0,242). El ANO VA de LOT y Concepto de muerteno muestra resultados estadísticamente significativos. El ANOVA de Salud autopercibida y PRAM muestra puntuaciones significativas en el Miedo a la muerte(F = 4,392 y p = 0,004) y Aceptación de escape(F = 5,208 y p = 0,001).La prueba post hoc de Scheffé nos muestra que el peso de la significación del ANOVA recae en las comparaciones entre Buena y Muy Buena((7-,7) = 0,35229 y p - 0,032) dentro del Miedo a la muerte y entre Ni buena ni mala y Buena((7-J) = 0,55507 y p = 0,046) yNi buena ni mala y Muy buena ((I-J) = 0,71534 y p = 0,008) en Aceptación de escape. Con respecto a los 10 Valores componentes del PIVy su relación con las actitudes hacia la muerte del PRAM, la Correlación de Pearson aporta resultados estadísticamente significativos en los emparej amientos: - Aceptación neutral y Universalismo (r = 0,199); Aceptación neutral y Benevolencia (r = 0,104), Aceptación de acercamiento y Benevolencia (r = 0,082) y Aceptación de escape y Benevolencia (r = -0,08); Miedo a la muerte y Tradición (r = 0,191), Evitación ante la muerte y Tradición (r = 0,202J, Aceptación neutral y Tradición (r = -0,116), Aceptación de acercamiento y Tradición (r = 0,407), Aceptación de escape y Tradición (r = 0,087) - Miedo a la muerte y Conformismo (r = 0,176), Evitación ante la muerte y Conformismo (r = 0,213), Aceptación neutral y Conformismo (r = -0,122,), Aceptación de acercamiento y Conformismo (r = 0,266) y Aceptación de escape y Conformismo (r = 0,092) - Miedo a la muerte y Seguridad (r = 0,225), Evitación ante la muerte y Seguridad (r = 0,236), Aceptación neutral y Seguridad (r = -0,076 ), Aceptación de acercamiento y Seguridad (r = 0,16 ), Aceptación de escape y Seguridad (r = 0,088 ) - Miedo a la muerte y Poder (r = 0,088J y Aceptación de escape y Poder (r� 0,105; Evitación ante la muerte y hedonismo (r = 0,097 ), Aceptación neutral y Hedonismo (r = 0,091) y Aceptación de Escape hacia la muerte y Hedonismo (r = -0,108^ Aceptación neutral y Estimulación (r = 0,161) Miedo a la muerte y Autodirección (r = -0,095), Aceptación neutral y Autodirección (r = 0,202) y Aceptación de acercamiento y Autodirección (r = -0,094 ). En lo que a los Valores del PIV se refiere, los Jóvenes adolescentes puntúan más alto en Hedonismo (5,1162) y más bajo en Poder (3,1595), en el grupo de Adolescentes, el valor más puntuado es el Hedonismo con 5,2941 de media y el menos valorado es el Poder con 2,9735.Por lo que respecta al grupo de edad de Jóvenes adultos, es la Benevolencia con una media de 5,2692, mientras el valor que menos puntuación obtiene se trata del Poder con una media de 3,2205, en el Grupo de edad Adultos, el que más puntuación media obtiene es el valor Benevolencia (5,2023), por el contrario Poder (3,0878) es el que menor puntuación media obtiene. El ANO VA realizado entre el PRAM y la existencia o no de Experiencias previasmuestra una única relación significativa, en la variable Miedo a la muerte (F = 4,359 y p = 0,037). Realizado un ANO VA del PRAM y el Familiar fallecido más cercano encontramos que no existe covariación significativa entre el Grado de cercanía familiar del fallecido y la respuesta en las actitudes ante la muerte. Por Sexo, la muerte por ahogamiento es la Forma de morir más temida, en Mujeres(n = 150, 27,42 %) frente a en Varones (n = 69, 26,03 %), seguida del incendio o quemado (n = 128, 23,40 % en Mujeresy n = 34 = 12,83 % en Varones). Para la Forma demorir menos temida elegida por las Mujeres (n = 177, 32,71 %) sería la muerte dormido, seguida por la muerte de repente (n = 44, 8,13 %).Los Varones eligen como primera opción de Forma de morir menos temida (n = 37, 13,91 %) la muerte por un disparo, seguida de la muerte dormido (n = 34, 12,78%). Por Grupo de edad para los Jóvenes adolescentes la Forma de morir más temida es ahogado (n = 51, 21,16 %) seguida de torturado, por muerte violenta o asesinado (n = 35,14.52 %), para los Adolescentes es, igualmente, el ahogamiento (n = 57, 26,39 %) seguida de en un incendio o quemado (n = 43, 19,91 %), para los Jóvenes adultosmorir ahogado (n = 73, 33,95 %) y en segundo lugar en un incendio o quemado (n = 48, 22,32 %) y para los Adultos morir en un incendio o quemado (n = 44, 30,34 %) y ahogado (n = 41, 28,27 %). En el Grupo de edad de los Jóvenes adolescentes la muerte elegida con más frecuencia como la menos temida es la muerte dormido (n = 39, 16,11 %) y por un disparo (n = 31, 12,88 %), en los Adolescentes es la muerte mientras duermen (n = 59, 27,70 %) seguida de la muerte de forma natural (n = 39, 18,31 %), para los Jóvenes adultos la muerte dormido (n = 65, 30,52 %) y la �muerte dulce� (n = 22, 10,33 %) y en los Adultos, la muerte dormido (n= 50, 34,72%) seguida de repente (n = 15, 10,42 %). DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN Más de la mitad de los casos se relacionan con la actitud de Aceptación neutral. Esta tendencia se puede explicar en base a la consideración que de la muertecomo tabú que se mantiene en nuestros días, sin eludir la posibilidad de sesgos de tendencia central. Podemos observar además un mayor número de Mujeres que se relacionan con la actitud de Miedo a la muerte y Evitación, frente a los Varones que desarrollan más frecuentemente actitudes de Aceptación neutral donde también puntúan alto las Mujeres. De nuevo estos resultados nos llevan a pensar en un posible sesgo derivado de la carga peyorativa que aún suscita este tema, en los Varones principalmente. Por otro lado, la expresividad femenina y la emocionalidad autoconsciente pudieran estar detrás del hecho de que las Mujeres presenten esta tendencia. Estereotipos de género y pautas de crianza sexista podrían estar también actuando en este sentido. Los resultados por grupos de edad nos marcan una diferenciación clara entre los dos periodos principales de edad, delimitando entre los Jóvenes adolescentes y Adolescentes, por un lado y los Jóvenes Adultos y Adultos, por otro, en lo que a las actitudes hacia la muerte se refiere. Esta diferencia radica en las actitudes de Aceptación de Acercamiento y Aceptación de escape, de menor frecuencia en el grupo de menos edad. La aceptación es una actitud ligada a la comprehensión de la naturaleza de la muerte y por lo tanto más esperable en los grupos de mayor edad, caracterizados por una mayor madurez y capacidad abstracta. Los análisis en torno a la relación de las actitudes con las variables de personalidad nos muestran que existen determinadas relaciones en función de la característica de personalidad que se trata y las actitudes hacia la muerte, pudiéndose dibujar un perfil de actitudes asociadas. Queremos destacar el papel de la Extraversión como factor protector frente a la actitud de Aceptación de escape. Esta actitud entraña un componente de búsqueda de la muerte, al ser la vida la que defrauda y puede resultar peligroso en tanto que está relacionada con conductas suicidas, de ahí la importancia de la Extraversión. Esperábamos encontrar el factor protector de las creencias frente al Miedo a la muerte y la ansiedad de éste derivado, más teniendo en cuenta que el objetivo principal de la creación de las religiones es solventar el problema de miedo ocasionado por la consciencia de nuestra propia mortalidad. Sin embargo, nos encontramos un comportamiento totalmente contrario en cuanto a la relación de las actitudes hacia la muerte y las creencias, pues las creencias se relacionan de manera directa y proporcional con el Miedo a la muerte. En cuanto a las variables de Satisfacción vital y Optimismo realista, no encontramos la relación esperada entre la satisfacción vital y las actitudes hacia la muerte, pero encontramos otro resultado igualmente importante, puesto que la Satisfacción vital parece comportarse como factor protector frente a la actitud de Aceptación de escape, con las implicaciones frente a la protección ante conductas suicidas que esto lleva aparejado. Por otro lado el comportamiento de la variable Optimismo realista no resultó como se esperaba y no arrojó resultados destacables. En el mismo sentido que comentábamos antes el estado de salud autopercibidoresultó ser un protector frente a la Aceptación de escape, ya que un elevado estado de salud autopercibido está inversamente relacionado con la actitud de Aceptación de escape. Sin embargo esperábamos encontrar una relación del mismo signo y proporcional con respecto al Miedo a la muerte, pero ésta no se da de manera proporcional. Parece que un buen estado de salud autopercibida está inversamente relacionado con la actitud de Miedo a la muerte, sin embargo, esta variable deja de funcionar como factor protector en los escalones siguientes de Muy buen estado de salud o Regular. Entre los valores se establecen diferentes relaciones con las actitudes hacia la muerte, tanto de manera general como teniendo en cuenta los diferentes subgrupos, lo que refleja el hecho de que las actitudes hacia la muerte y los valores están relacionados. Son de especial interés los valores de corte individualista, que toman especial importancia en los grupos más jóvenes, frente a los valores más solidarios que se relacionan con los grupos de mayor edad. En cuanto al hecho de haber sufrido una muerte en el contexto cercano, esto parece afectar a nuestras actitudes hacia la muerte aumentando el Miedo a la muerte en aquellas personas que refieren haber experimentado este tipo de pérdida. Es muy destacable el hecho de que, a este respecto, los Jóvenes adolescentes que dicen haber experimentado la pérdida de un familiar cercano de su misma generación en los dos últimos años muestran elevados niveles de Aceptación de acercamiento. En este caso proponemos esta actitud ante la muerte como la más beneficiosa para un sano desarrollo de nuestra propia consciencia mortal. Esto puede derivarse del hecho de que una muerte a estas edades se trata de una muerte indeseable y dolorosa, que desemboca en un sentimiento de indefensión disfrazado de aceptación. La relación de parentesco o la cercanía en edad con el fallecido no parecen ser variables que se relacionen con nuestras actitudes hacia la muerte. Como tampoco parecen afectar las experiencias previas a la elección de valores. Una primera aproximación a la elección de las formas de morir que más y menos se temen nos muestra cómo existen unas interesantes diferencias en cuanto a la modalidad de elección en función de la edad, especialmente en el grupo de menos edad, y cómo evoluciona el concepto de buena y mala muerte a través de la maduración del individuo.