La metalurgia en las Minas de Riotinto desde su rehabilitación al alquiler del Marqués de Remisa (1725-1849) y obtención de indicadores ambientales del consumo de combustible en los procesos metalúrgicos

  1. Romero Macías, Emilio Manuel
  2. Ortiz Mateo, Miguel
Revista:
Boletín geológico y minero

ISSN: 0366-0176

Año de publicación: 2004

Volumen: 115

Número: 1

Páginas: 103-114

Tipo: Artículo

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Resumen

Las minas de Riotinto se han venido explotando desde hace más de 5000 años, destacando históricamente la época romana como así lo atestiguan los nueve millones de tn de escorias generadas. La minería de los sulfuros masivos la realizaron mediante grandes huecos, donde la ley en cobre era elevada, rellenando donde era necesario con minerales pobres y estériles. La producción mineral de cobre debió de alcanzar los 3.600.000 tn, de las que se obtuvieron 288.000 tn de cobre. El análisis de los escoriales ha demostrado que los metalurgistas antiguos conocían el procedimiento de fundición de los minerales cupro-argentíferos con agregados plomizos, así como la copelación del plomo argentífero obtenido por este tratamiento. Finalizada la época romana, siguen trece siglos de inactividad en los que se pierden los conocimientos mineros y metalúrgicos necesarios, hasta que son rehabilitadas en 1725 por Wolters, que implantó el método de explotación por "huecos y pilares", y en 1747 logró establecer el beneficio por vía seca, que se mantuvo hasta 1845 en que se sustituye por la cementación artificial. A partir de este momento se abandona el procedimiento por vía seca, coexistiendo la cementación natural y artificial hasta el final de 1873. El fenómeno medioambiental existía ya desde antes de la explotación por los romanos, donde se deduce una cierta contaminación natural o geoquímica que se producía al pasar las aguas de escorrentía sobre los afloramientos de los filones y las de manantial atravesando mineralizaciones, con ello se inicia un fuerte impacto ambiental que posteriormente se vio aumentado cuando los bosques quedaron totalmente arrasados como consecuencia de la utilización de su madera para la entibación de las labores mineras y como combustible para los hornos metalúrgicos y, sobre todo por la lluvia ácída, con los consiguientes problemas de pérdida de nutrientes del suelo. El fenómeno de contaminación atmosférica comienza como consecuencia de las calcinaciones al aire libre del mineral, su posterior fundición y afino, dando lugar a la aparición de la mencionada lluvia ácida, que arrasaba los campos, contaminaba los suelos y las aguas, tanto superficiales como subterráneas.