Test de actitud prejuiciosa(tap)evidencias de validez en el contexto del proceso de aculturación en grupos mayoritarios y minoritarios
- Antonio José Rojas Tejada Director/a
- María Soledad Navas Luque Codirector/a
- Óscar Martín Lozano Rojas Codirector
Universidad de defensa: Universidad de Almería
Fecha de defensa: 26 de junio de 2013
- María Isabel Cuadrado Guirado Presidente/a
- Cristino Pérez Meléndez Secretario/a
- Manuel García Sánchez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El estudio del prejuicio ha sido uno de los objetivos de la Psicología Social desde sus inicios. Desde esta perspectiva, el prejuicio se entiende como una actitud negativa de los individuos originada en las relaciones entre grupos. En esta orientación destaca tanto la consideración del prejuicio como actitud, como su interdependencia de los factores contextuales que marcan las relaciones entre grupos. Conceptualizar al prejuicio como actitud implica que éste se considere como una tendencia psicológica a la evaluación de un individuo o grupo social de manera más o menos favorable o desfavorable. Esa evaluación puede ser cognitiva, afectiva y conativa/conductual, como defiende el modelo tricomponente de la actitud. En este modelo, los estereotipos (o evaluación cognitiva), el prejuicio (o evaluación afectiva) y la discriminación (comportamiento o predisposición a la conducta) se relacionan entre sí, siendo tres evaluables de manera independiente. El prejuicio ha sido una variable relevante en los estudios sobre el proceso de aculturación, es decir, sobre los cambios que se producen como consecuencia de la relación y el contacto entre grupos de distintos orígenes culturales. La aculturación se ejemplifica bien con los fenómenos asociados a las migraciones: grupos etno-culturales minoritarios (inmigrantes) mantienen contactos con grupos etno-culturales mayoritarios (autóctonos). El estudio científico del proceso de aculturación se produce con fuerza a partir de la segunda mitad del siglo pasado, y desde una perspectiva psicológica y psicosocial implica cambios, tanto en los individuos que viven dicho proceso, como en los grupos de pertenencia de estos individuos. Uno de los modelos interpretativos del proceso de aculturación más extendidos es el Modelo de Aculturación de Berry (Berry et al., 1989; Berry, 1990). En él se describe el proceso de aculturación como el resultado de la decisión tomada por el inmigrante acerca de dos cuestiones: ¿hasta qué punto considera valioso mantener su propia identidad y las características culturales de su lugar de origen? y ¿hasta qué punto tiene valor para él/ella establecer relaciones con la sociedad en la que vive actualmente? De la combinación de las respuestas a esas preguntas aparecen cuatro estrategias de aculturación diferentes, denominadas integración (cuando la respuesta ambas es positiva), asimilación (cuando la persona sólo considera importante establecer relaciones con la nueva sociedad), separación (cuando la persona sólo considera importante mantener su propia cultura) y marginación (cuando la respuesta es negativa a ambas). El modelo describe las estrategias como dos componentes relacionados entre sí: conductas y actitudes (foco habitual de atención de las investigaciones posteriores). Se han realizado numerosas investigaciones tanto para ampliar las explicaciones del modelo como para mostrar sus debilidades. Basándose en este modelo y aportaciones posteriores, en nuestro país se ha propuesto el Modelo Ampliado de Aculturación Relativa (MAAR; Navas et al., 2004; 2005; Navas y Rojas, 2010), que incorpora al anterior varios aspectos: la consideración conjunta del proceso por parte de autóctonos e inmigrantes, la relevancia del origen etno-cultural de ambos grupos que modificará la manera en que se desarrolle el proceso, la relación de las opciones de aculturación con diversas variables (p.e., el prejuicio, el contacto intergrupal, la similitud intergrupal percibida o la valoración endo y exogrupal), la distinción entre actitudes (plano real: preferencias) y estrategias de aculturación (plano real), y la distinción de distintos ámbitos de la realidad sociocultural (periféricos o públicos ¿ámbito político, de bienestar social, laboral¿, intermedios ¿ámbito económico y social¿, y centrales o privados¿familiar, religioso y de valores) que supondrán diferencias en las opciones de aculturación. El MAAR considera el proceso de aculturación de una persona como la adaptación o síntesis relativa y selectiva que ésta realiza entre ambas culturas (la de origen y la de acogida) en cada uno de los ámbitos mencionados, tomando o rechazando elementos de ambas culturas, con diferente intensidad según el ámbito, y en función de otras variables relevantes en el proceso. En el MAAR se considera al prejuicio como una variable que puede predecir las actitudes y estrategias de aculturación, por lo que adquiere un papel central en este modelo. Además, se mantiene que entre los antecedentes del prejuicio se encuentran el contacto entre los grupos implicados en el proceso, la similitud que se percibe entre ellos y la valoración que se hace tanto del endogrupo como del exogrupo. Se hace necesaria una herramienta de medición del prejuicio que pueda resultar válida en la investigación de los procesos de aculturación llevada a cabo desde esta óptica. El instrumento que se ha diseñado, partiendo de la conceptualización del prejuicio como actitud, así como de la teoría sustantiva del MAAR, es el Test de Actitud Prejuiciosa (TAP). Esta medida cuenta con tres componentes (cognitivo, afectivo y conativo), que pueden ser interpretados tanto de manera independiente como con una puntuación global. El objetivo de la presente investigación es aportar evidencias de la validez del TAP. Como objetivos específicos se establecen los siguientes: a) estimar la fiabilidad de la herramienta; b) comprobar, mediante Análisis Factorial Confirmatorio Multigrupo, su ajuste a una estructura en tres componentes relacionados entre sí; c) comprobar, mediante el ajuste a un Modelo de Rating Scale, cuáles son sus propiedades psicométricas (p.e., ajuste total, calidad de los ítems, precisión de la medida en función de la franja del continuo); y d) comprobar algunas de las relaciones propuestas por el MAAR entre dicha variable y sus antecedentes (contacto intergrupal, similitud intergrupal percibida y valoración endogrupal) y sus resultados sobre las actitudes de aculturación, mediante un Modelo Estructural de Covarianzas Multigrupo. Todo ello teniendo en cuenta tanto al grupo mayoritario (autóctonos) como al minoritario (inmigrantes), además de la importancia de los distintos ámbitos socioculturales de aculturación. Para ello se han realizado tres estudios con la misma muestra, formada por 1967 participantes: 992 españoles (499 respondieron a un cuestionario sobre inmigrantes rumanos y 493 sobre ecuatorianos), 500 rumanos y 475 ecuatorianos. Las entrevistas fueron realizadas de manera individual y en español. Gracias a estos estudios se han obtenido diversos resultados que responden a los objetivos planteados: A) El TAP cuenta con una alta fiabilidad, tanto en los grupos mayoritarios como los minoritarios. B) La estructura interna del TAP ajusta en las cuatro muestras adecuadamente al modelo tricomponente planteado. C) Asimismo, el TAP ajusta adecuadamente en cada muestra a un modelo de Rating Scale; si bien pueden reducirse las categorías de respuesta de algunos ítems, el TAP se muestra como una medida eficaz especialmente en el sector intermedio del continuo de prejuicio. D) El modelo estructural planteado, que describe las relaciones del prejuicio descritas en el MAAR, ajusta adecuadamente a los datos. Los análisis se realizaron teniendo en cuenta los distintos ámbitos socioculturales de aculturación. En general, el TAP cuenta con propiedades adecuadas: sus contenidos basados en la teoría del prejuicio como actitud y en el Modelo Ampliado de Aculturación Relativa, una buena estimación de la fiabilidad independientemente del grupo encuestado, su ajuste a la estructura tridimensional de la actitud, su posibilidad de ser interpretado como una puntuación global o bien como tres componentes por separado y su relación tanto con las variables que la teoría sobre el prejuicio describe como antecedentes, como con aquellas que la teoría de la aculturación expone como consecuentes. Por lo tanto, el TAP es una herramienta adecuada para la interpretación de las puntuaciones que aporta como indicadoras del prejuicio en el contexto de los estudios sobre aculturación de grupos mayoritarios y minoritarios.