Territorio, economía y sociedad. Desarrollo regional en la provincia de Pamplona, siglo XVIII

  1. GUERRERO RINCÓN, AMADO ANTONIO
Dirigida por:
  1. Juan Antonio Márquez Domínguez Director

Universidad de defensa: Universidad Internacional de Andalucía

Fecha de defensa: 11 de junio de 2014

Tribunal:
  1. Gabriel Cano García Presidente/a
  2. María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda Secretario/a
  3. David González Cruz Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Si se hace un recorrido bibliográfico por la historia económica de Colombia, se encuentra que el periodo de la fase inicial de la Colonia ha sido estudiado en forma sistemática, entre otros por autores como Germán Colmenares, Hermes Tovar Pinzón, Zamira Díaz, Guido Barona, Martha Herrera, Juan Friede, Margarita González, Jorge Orlando Melo, Jorge Palacios Preciado y Julián Ruiz Rivera. Otro tanto ha ocurrido con la historia del siglo XIX cuyo estudio ha sido abordado por investigadores extranjeros como David Busnell, William Paul McGreevey, Frank Safford, Malcom Deas, entre otros, y nacionales, como José Antonio Ocampo, Salomón Kalmanovitz, Jesús Antonio Bejarano, Luis Ospina Vásquez, Marco Palacio, Javier Ocampo López, Jaime Jaramillo Uribe, Fernán González, etc.. Sobre el presente siglo se puede afirmar algo similar, ya que gran parte de nuestros historiadores están dedicando su intelecto a su estudio, sobre todo a la historia política y social, como ha quedado demostrado en los últimos congresos de historia nacional. Desde el punto de vista de la Historia Regional, es en el marco de la tendencia historiográfica conocida como ¿Nueva Historia¿1, que plantea en profundidad y en forma especializada los diversos temas de la historia económica, social y demográfica, donde comienzan a aparecer estudios regionalesde gran rigurosidad científica, como los de Germán Colmenares, Jorge Orlando Melo, Francisco Zuluaga, Alonso Valencia y Zamira Díaz en el Valle y Cauca; María Teresa Uribe y Jesús María Álvarez, Víctor Álvarez, Ann Twinam, Álvaro López Toro, Roger Brew, etc., en Antioquia; amén de los conocidos trabajos del profesor Hermes Tovar Pinzón sobre diferentes regiones del país y los de Orlando Fals Borda, Alfonso Múnera, Adolfo Meisel y Gustavo Bell, sobre la costa atlántica colombiana. Por su parte, en Santander, las recientes investigaciones surgidas en la Escuela de Historia de la Universidad Industrial de Santander, han posibilitado que el oriente colombiano haya ido saliendo del anonimato histórico. Es de destacar que buena parte de la bibliografía, con diversas tendencias historiográficas, está formada a partir del estudio de los hechos de mayor relevancia que en una u otra forma afectaron a las colonias españolas, como es el cambio de la dinastía de la casa de los Austrias a la de los Borbones, que marca todo un giro en la forma de gobierno y administración; igualmente hay abundantes estudios sobre la encomienda, los resguardos, la esclavitud, el estanco colonial del tabaco, la expedición botánica, la Revolución de los Comuneros, la Independencia, y, recientemente, los trabajos que abordan nuevas temáticas, por ejemplo sobre la mentalidad colonial, la historia de la familia y la mujer y la historia de la cultura política. Desde el punto de vista de la historia económica (Bejarano, J. A, 1994; Rodríguez Salazar, O.; 1994), hay que decir que buena parte de la bibliografía señalada destaca los marcos de referencia que tienen que ver con la globalidad y la totalidad, tratando de ubicar contextos de políticas generales, ciclos económicos de auge y receso, comportamiento de variables específicas, etc., para lo cual han tomado como base a los sectores minero y agrario, al considerar que el primero era el eje en torno al cual giraba la economía colonial y el segundo, el sector que servía de apoyo a la actividad minera, de fundamental importancia en la conformación de las sociedades regionales. Sin embargo, a pesar de que hace más de tres décadas que en Colombia se viene hablando de la importancia de la historia regional y de su trascendencia a efectos de elaborar una síntesis histórica nacional, muy poco se ha avanzado en este sentido, pues buena parte de la producción historiográfica que se hace desde la perspectiva regional no ha podido superar los límites de los trabajos monográficos, con las consecuentes implicaciones que ello trae, como es la ausencia de referentes problemáticos que busquen explicar el desarrollo socioeconómico y político de la región, la carencia de marcos teórico-conceptuales sólidos y el poco ejercicio de análisis comparativo con otras regiones y aún con los procesos ¿nacionales¿. Así entonces, en lugar de ir profundizando en las particularidades y especificidades de las dinámicas regionales, que permitirían examinar detenidamente la participación e incidencia de la región y de sus protagonistas en tales procesos, la mayoría de las veces sólo se tienen simples sumatorias de temas investigados, sin ninguna correlación o complementariedad ni planteamiento crítico de las hipótesis explicativas sobre el desarrollo o estancamiento de la región. La región del oriente colombiano no ha estado ausente de este proceso. Aunque en los últimos años la Escuela de Historia de la Universidad Industrial de Santander, con las investigaciones de sus profesores y estudiantes, ha contribuido decididamente en la elaboración de una imagen histórica más ajustada a los hechos, aún no se tiene una caracterización del desarrollo socioeconómico regional. Hoy se sabe, por ejemplo, que la densidad poblacional prehispánica era muy alta, comparable a otras regiones consideradas como ¿altamente pobladas¿, que el uso del suelo y la explotación de los recursos naturales cambió radicalmente con la llegada de los conquistadores, y que la economía colonial fue una de las más diversificadas del conjunto de las economías regionales durante el periodo colonial, pues durante el siglo XVI en Vélez se imponía la caña de azúcar y en Pamplona predominaba el cultivo del trigo y la extracción de algunos recursos auríferos; durante el siglo XVII, en Socorro-San Gil se gestaban las condiciones para una explotación intensiva del tabaco y el algodón, amén de la transformación de la materia prima y el crecimiento de la actividad artesanal; en el XVIII, en Girón, el valle de Cúcuta y Ocaña se consolidaba la economía del cacao, que resistiría, durante algunas décadas, los embates de las revoluciones y la desarticulación de los circuitos comerciales, pero que fenecería ante la emergencia de nuevos productos como el añil, la quina, el tabaco, el café y el surgimiento de la competencia internacional ocasionada por la explotación de nuevas áreas productivas y las cambiantes condiciones en el mercado internacional durante la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, y a pesar de estas certezas, la región nororiental carece de investigaciones sólidas que le permitan construir sus propias hipótesis explicativas, sobre, por ejemplo, sus ritmos históricos, sus ciclos de auge y depresión, la relación y correlación de factores económicos y sociales en la definición de hechos puntuales y la configuración de coyunturas. Muy poco, o casi nada, se conoce sobre la hecatombe que sufrió la población prehispánica, y aunque se tiene una idea sobre la rápida mestización, tampoco existe trabajo alguno que aborde la conformación de las sociedades campesinas mestizas, al igual que se carece de investigaciones, atenidas a una rigurosidad científica, sobre los cambios en el uso del suelo y la explotación de los recursos naturales, y el sector agrario2 y las dinámicas urbanas, pues la escasez de documentos privados, contabilidades e inventarios y lo dispendioso de una reconstrucción estadística con base en los registros de notarías y la dispersión cuantitativa fiscal, han dificultado la construcción de un referente básico para el análisis cualitativo y cuantitativo de la economía regional esta parte del virreinato de la Nueva Granada. Una rápida mirada permite observar cómo en esta región se sucedieron diferentes formas productivas, las cuales tenían sus propios ciclos: la caña en Vélez, el trigo en Pamplona, el algodón y el tabaco en el Socorro, el cacao en Girón, Cúcuta y Ocaña, etc., y aunque nunca alcanzaron las magnitudes del gran latifundio, la plantación o la gran hacienda, característicos de otras regiones de América, sí permitieron la consolidación de una sociedad que al final del período colonial ameritó elogiosos comentarios, pues en su interior se desarrolló un nuevo modelo de poblamiento, el de la parroquia, altos índices de crecimiento demográfico y aceptables estándares de vida. De hecho, el nororiente del Nuevo Reino de Granada ¿llamado posteriormente Virreinato de la Nueva Granada¿ era considerado como una de las regiones con mayor crecimiento económico y una alta división del trabajo, pero la coyuntura política de la Independencia y los hechos militares, junto con la introducción de nuevas instituciones y políticas y económicas debieron afectar esta dinámica, pues ya a mediados de siglo XIX se observaba su decaimiento y en la segunda mitad de este, su ritmo económico estaba dado básicamente por su relación con los mercados internaciones y el surgimiento-desaparición de los booms de exportación de algunos productos. Inscrita en esta reflexión general, la investigación planteada se circunscribe a una unidad geográfica, la provinciade Pamplona en el siglo XVIII, a fin de determinar la transformación agropecuaria, la dinámica de consolidación de los centros urbanos, los ciclos de acumulación y las actitudes sociales de sus élites; en síntesis, el desarrollo económico y social de la región. Desde el punto de vista económico se hizo especial énfasis en los ciclos que tuvieron tanto el cultivo del cacao como el del trigo en un contexto de cambios políticos y reestructuración de formas productivas, acaecidos durante el siglo XVIII en el nororiente colombiano, aunque también se analizaron los casos del cultivo de la caña y la actividad ganadera y se hicieron unas consideraciones generales sobre los esfuerzos realizados para tratar de recuperar el sector minero. Es muy poco lo que se conoce sobre los volúmenes de producción agraria, la evolución de los precios de los bienes rurales y urbanos, las unidades de producción ¿funcionamiento, productos, sistemas y niveles técnicos, márgenes de comercialización, relaciones sociales de producción, etc. Una vez superada la relación directa entre economía indígena-encomienda-agricultura, el interés se centró alrededor de las grandes haciendas agrícolas y ganaderas, y las de los jesuitas y sobre aquellos productos que fueron objeto de algún tipo de control institucional como el caso del tabaco, relevando algunos aspectos.