Registro de tempestitas en llanura de cheniers durante los siglos I a.C./d.C.(estuario de Huelva)

  1. J. Rodríguez-Vidal 1
  2. M. Abad 2
  3. M. Cáceres 1
  4. M.L. González-Regalado 1
  5. M.J. Clemente 1
  6. P. Gómez 1
  7. A. Toscano 1
  8. T. Izquierdo 1
  9. F. Ruiz 1
  10. A.M.M. Soares 3
  1. 1 Universidad de Huelva
    info

    Universidad de Huelva

    Huelva, España

    ROR https://ror.org/03a1kt624

  2. 2 Universidad de Atacama, Copiapó, Chile
  3. 3 Universidade de Lisboa
    info

    Universidade de Lisboa

    Lisboa, Portugal

    ROR https://ror.org/01c27hj86

Revista:
Geotemas (Madrid)

ISSN: 1576-5172

Año de publicación: 2015

Título del ejemplar: VIII Jornadas de Geomorfología Litoral

Número: 15

Páginas: 77-80

Tipo: Artículo

Otras publicaciones en: Geotemas (Madrid)

Resumen

El interior del estuario de Huelva está formado por cuerpos de marisma y barras arenosas correspondientes a antiguos sistemas litorales generados durante el Holoceno reciente. El cordón arenoso de La Cascajera, en la Isla de Saltés, está constituido en su base por una llanura mareal arenosa sobre la que se han desarrollado cheniers y tempestitas. Esta última facies se localiza en la zona supramareal y sólo experimenta inundación durante las mareas vivas (1 a 2,5 m s.n.m). Se interpreta como abanicos de desbordamiento que registran la caída de sedimentos arenosos bioclásticos a la marisma, por acción de tormentas que rebasan la barrera y retrabajan sus sedimentos y los de playas adosadas a su frente, donde se concentraba una tafocenosis formada por multitud de valvas del Glycymeris. La cota de aparición de estas facies y su solapamiento vertical reflejan un mecanismo muy efectivo de crecimiento por agradación vertical y progradación hacia el N-NO de los sistemas litorales en zona de backshore, por redistribución del sedimento a través del oleaje de alta energía. Las dataciones calibradas y modeladas de radiocarbono-AMS, en conchas de distintos niveles y afloramientos, aportan una cronología en el tránsito entre finales del siglo I a.C. y casi todo el I d.C., dos siglos antes del primer asentamiento romano registrado en este lugar.