Valentín Ortigosa (1784-1856). Cuestiones de disciplina eclesiástica en los orígenes del sistema representativo español
- José Leonardo Ruiz Sánchez Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad de Sevilla
Fecha de defensa: 2023(e)ko maiatza-(a)k 24
Mota: Tesia
Laburpena
En este trabajo de investigación y a través de la biografía de un personaje, se pretende analizar una serie de cuestiones que afectaban en la primera mitad del s. XIX a lo que se llamó “disciplina eclesiástica”. Con este nombre se designaba el conjunto de temas de la organización de la Iglesia que de alguna forma tenían una relación directa con el gobierno de la nación. Valentín Ortigosa, nació en un pueblo de la provincia de Málaga en 1784, estudió en la Universidad de Osuna, y en 1803 emigró a México, donde continúo sus estudios y fue ordenado sacerdote. Regresó a España en 1810 y comenzó a escribir en la prensa. A partir de entonces su biografía refleja no solo los acontecimientos que se suceden en España en esos años del s. XIX en los que vivió, sino también los problemas que surgieron en las relaciones entre Roma y el Gobierno de Madrid a medida que el régimen constitucional se iba instaurando. Aunque no ocuparía nunca un cargo público relevante, Ortigosa se movió en el círculo de Agustín Argüelles, José María de Calatrava, Gómez Becerra o Manuel Cortina; gozó del favor de la reina gobernadora María Cristina y sus opiniones políticas, en especial en lo relacionado con la independencia de los países americanos, o sobre la dotación del clero, encontraron cierto eco en la prensa progresista. Fue presentado para ser obispo de Málaga en 1836, en un momento en el que las relaciones entre la Corona de España y Roma estaban de hecho suspendidas, motivo por el cual no se confirmó su designación, pero fue nombrado vicario capitular y gobernador eclesiástico de Málaga, lo que le permitió regentar esta Diócesis sin haber sido consagrado obispo. Esta situación, que se dio también en otras diócesis, en el caso de Ortigosa cobró una especial relevancia porque el Cabildo Catedral del Málaga denunció algunas de sus actuaciones ante el Tribunal Metropolitano hispalense. Se entabló entonces un pleito que acabó en un recurso de fuerza ante la Audiencia de Sevilla cuya ejecución no fue fácil y acabó dando lugar a la ruptura de la relación con la Santa Sede con el cierre de la Nunciatura de Madrid, tras la llegada al poder de Espartero en 1840. Una alocución del papa Gregorio XVI en marzo de 1841 lamentando la situación de la Iglesia en España, en la que se refirió a Ortigosa, hizo la situación especialmente tensa. Las repercusiones de esta causa son estudiadas con detenimiento en el trabajo. De un lado desde el punto de vista jurídico, civil y canónico, a través de los informes de los fiscales que intervinieron, los documentos que dieron lugar a las denuncias y los del archivo de Manuel Cortina, que fue el abogado de Ortigosa en este pleito; y de otro desde la óptica política que se ha realizado con el análisis de los debates sobre este caso que tuvieron lugar en el Congreso de los Diputados en 1839 y recurriendo a la prensa que no dejó de dar noticias sobre la causa. Además, la consulta de los documentos del Archivo de la Sagrada Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios ha permitido analizar también la perspectiva que del caso de Ortigosa y de otros obispos presentados y no consagrados, los llamados “intrusos”, tenía la Santa Sede. La notoriedad que alcanzó Ortigosa en estos años contrasta con el olvido de su nombre que se observa desde que, tras un breve periodo como senador, desapareció de la vida pública, aunque todavía su nombramiento como deán de las catedrales de Sevilla y Valencia tras la firma del Concordato en 1851 y la noticia de su muerte, en noviembre de 1856, fueron recogidas en la prensa.