Biografía de Dulcinea

  1. Zambrana Pérez, María
Dirigida por:
  1. Mercedes Comellas Director/a
  2. Luis María Gómez Canseco Director

Universidad de defensa: Universidad de Huelva

Fecha de defensa: 15 de junio de 2023

Tipo: Tesis

Resumen

El presente estudio busca resolver algunas de las cuestiones relacionadas con Dulcinea del Toboso. En concreto, se ha intentado concluir si se puede hablar de la dama de don Quijote como un personaje más de la obra de Cervantes, dado que no aparece en ningún momento de la novela, atendiendo a si ha sido posible o no su representación iconográfica. El marco teórico del que nos hemos servido es el volcado en el Quijote. Banco de imágenes, que abarca las ediciones ilustradas del texto desde 1618 hasta 1915. La lectura conjunta de texto e imagen ha permitido ver cómo ha sido trasladado el discurso acerca de Dulcinea a la pintura, advirtiéndose que era factible esa traslación discursiva o textual a una materialización iconográfica. Así, se ha dividido el estudio de las ilustraciones en tres partes fundamentales: los episodios de la narración donde se ha incluido a Dulcinea, los retratos de Aldonza Lorenzo, incluidos muchas veces como ornamento dentro de las propias ediciones ilustradas del texto, y los frontispicios o imágenes especulares. En primer lugar, la serie de episodios continuamente repetidos por los ilustradores, que hemos venido a llamar «Capítulos fosilizados», han venido a corroborar que la mayoría de las veces la idea de Dulcinea se corresponde con un momento de la narración que don Quijote no controla y que, por consiguiente, no alcanza la profundidad de su amada. Se trata así de imágenes donde hallamos a la supuesta Dulcinea a la que Sancho entrega la carta en su embajada a El Toboso (I,31), que se corresponden más con la idealización sanchesca que con la de don Quijote; a las tres aldeanas que salen de El Toboso encantadas por el escudero (II,10) y la visión de la ninfa que acompaña a Merlín en el palacio ducal –(II,35), momento en el que se aclara cómo es posible desencantar a Dulcinea. En esta primera parte del estudio se ha visto cómo se han creado unos lugares comunes que repiten, en muchas ocasiones sin variaciones, episodios que no están representando la realidad de Dulcinea del Toboso y que, si bien ayudan al entendimiento total de no están representando la realidad de Dulcinea del Toboso y que, si bien ayudan al entendimiento total de la dama, revelan que es imposible introducirla en una ilustración si esta juega solo a nivel narrativo. En segundo lugar, los «Retratos de Aldonza Lorenzo» han venido a confirmar que las realidades de la aldeana y la amada de don Quijote tienden a confundirse de la misma manera en los dibujantes y sus ediciones ilustradas que en los estudios críticos. Si para muchos de los estudiosos que se acercan a la Dulcinea literaria, esta y Aldonza acaban por reducirse y fundirse en una misma realidad, cuyos límites están desdibujados, los retratos de la aldeana muchas veces están rotulados con el nombre de Dulcinea, pero en ellos se muestra a una mujer que encarna el tipo de la rústica, sin apenas novedad. En tercer y último lugar, el estudio de los «Frontispicios o imágenes especulares» ha permitido demostrar que la única forma de representar a Dulcinea es a través de la metarrepretación. Si Dulcinea es una idea creada por don Quijote, que vive en él y que no necesita ser vista por el caballero para ser defendida; si Dulcinea es un personaje que vive en el discurso que otros, especialmente don Quijote, hacen de ella; si Dulcinea es ausencia dentro de la novela, la manera de trasladar eso a la ilustración es la metaimagen. La amada acaba por verse así encorsetada, enmarcada; es cuadro dentro de un cuadro, lo que permite transferir esas múltiples interpretaciones textuales a lo pictórico.