Eurocentrismo, colonialidad, género y procesos de racializaciónlas pinturas de castas en el siglo XVIII en México
- Márquez Gento, Petra
- Mar Gallego Durán Directora
Universidad de defensa: Universidad de Huelva
Fecha de defensa: 31 de mayo de 2023
Tipo: Tesis
Resumen
La presente tesis doctoral es una investigación sobre las consecuencias del proceso de colonización que tuvo lugar en Latinoamérica tras la conquista de América, y las implicaciones culturales, ideológicas y sociales que se produjeron. Las relaciones entre el Viejo y el Nuevo mundo se inician en 1492, época en la que la población europea llega a lo que se llamaría América, pasando antes por las costas africanas, ello supuso el inicio del proceso de colonización que transformó el mundo. El escenario que determina este proceso en sus comienzos es la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Continente, y más que un descubrimiento, fue una ampliación de las tierras hasta entonces conocidas. De entre diversas causas, hubo un hecho que favoreció la expansión europea y un capitalismo en fase mercantilista: la Trata Atlántica o comercio de esclavos/as provenientes de África. De este modo, se generó una relación económica social y cultural permanente entre Europa y África en los escenarios de América. A partir del siglo XVI, el traslado forzado de africanos y africanas convertidos en esclavos y esclavas junto a la esclavitud nativa transformó no sólo las identidades y epistemologías de las personas colonizadoras sino también, profundamente, las de las personas colonizadas. La conquista de América y el comercio trasatlántico de esclavos/as africanos/as suponen un cambio para la población indígena americana y la africana en sus modos de vida que conllevó un proceso de racialización, a partir del cual nació el racismo por razón de piel. En la primera parte, se expone una perspectiva histórica y teórica donde se describen brevemente los diversos escenarios que forman parte de la conquista y colonización de América. Se analizan los conceptos de esclavitud y racismo y su relación con los procesos de racialización y sexualización de aquellas poblaciones. La racialización en Latinoamérica durante el colonialismo español se fundamentó en la creencia en diversas categorías de razas y el racismo era una práctica de discriminación contra esas personas racializadas, personas no blancas. La racialización estaba estrechamente vinculada con los procesos de clasificación por color de piel de las personas colonizadas, los indicadores raciales mostraban poblaciones marcadas como inferiores en contraste con otros grupos que eran marcados como superiores. El mestizaje en Hispanoamérica categorizaba a los distintos grupos sociales en castas sociales. Este mestizaje llevaba implícito la idea de pureza de sangre, la pureza de lo español, un racismo que abominaba de la cultura africana y descendientes y toleraba la cultura indígena. El concepto mestizo fue un término utilizado por el imperio español a partir del siglo XVI para estratificar las distintas castas de personas, el término definía a aquellas personas que descendían de personas blancas europeas y de personas indias de América. La categoría “mestizo” poseía menos derechos que una persona que era descendiente de dos personas blancas, pero más derechos que una persona que perteneciera a alguna categoría que descendiera de alguna persona africana o descendiente. Las personas “negras” que aparecen en la pintura de castas están reforzando la posición de dominio de las personas blancas europeas. Aquellos modelos estéticos, sociales, culturales e identitarios que no pertenezcan a la ideología de supremacía blanca y hegemonía europea se representan menospreciados, burlados e inferiorizados. En el marco teórico, señalamos también cómo la interseccionalidad como concepto posibilita comprender las relaciones sociales marcadas por muchos factores. De esta manera, otro elemento usado como herramienta de dominación europea fue la imposición a las culturas colonizadas de su propia concepción del género y la sexualidad. El patriarcado judeocristiano y la heteronormatividad fueron categorías impuestas de organización social que regulaban los cuerpos y las relaciones sociales de los pueblos indígenas y afrodescendientes con la finalidad de dominarlos económicamente e influenciarlos en sus imaginarios subjetivos y colectivos. Asimismo, se realiza un breve repaso de las teorías postcoloniales y decoloniales que emergen como movimientos de crítica contra el dominio colonial establecidos por los imperios occidentales, y los discursos que lo justifican, surgiendo en distintos contextos históricos y condiciones diferentes. Entre los muchos argumentos que comparten ambas teorías está la cuestión de la racialización de las relaciones de opresión entre el mundo colonizador y el colonizado. Los planteamientos decoloniales se ubican en el nacimiento histórico de la matriz colonial de poder en el siglo XVI, se centran en aspectos relacionados con el género, la sexualidad, la subjetividad y el conocimiento como instrumentos de dominio. Al inicio, la opción postcolonial pone la mirada en la India, que tras su independencia del imperialismo se vio obligada a seguir reproduciendo las antiguas formas culturales de los países dominadores. El grupo poscolonial se centra en el estudio de la figura del subalterno o subalterna, esbozando aquella identidad de las personas que viven socialmente en las periferias de la geopolítica global. En la segunda parte se describe el marco más práctico, donde se explica la metodología de tipo etnohistórica y se analiza el corpus que forma parte del estudio. El corpus de análisis consta de una serie de cuadros, denominados cuadros de castas, pertenecientes a la pintura de castas que se desarrolló en Nueva España en el siglo XVIII, concretamente, se trata de la serie del autor Andrés de Islas. Por tanto, se detalla el sistema de castas colonial a través de las pinturas de castas novohispanas. Se presentan las pinturas de castas como un mecanismo de representación social, que produce y reproduce significados e ideologías que influyen en el proceso de constitución de subjetividades y estereotipos sociales. Se exploran las representaciones racistas y sexistas que las pinturas crearon y reprodujeron, y que permitieron que ciertas narraciones se constituyeran como dominante y como hegemonía visual. Se analizan documentos visuales de Hispanoamérica en siglo XVIII, revisando las nociones de representación, poder, verdad, otredad, interseccionalidad, colonialismo, etc. Se requiere la creación de Otredades para justificar el proyecto colonial, se inventa la noción de raza y las imágenes se convierten en certezas universales. La importancia del método etnográfico se justifica por el valor que le asigna a distintos documentos, entre ellos los visuales, para dar cuenta de la herencia colonial. De esta manera, se despliega una narrativa propia en la unión entre producción de imágenes y subjetividades: representaciones positivas de los pueblos indígenas que se asimilan a la cultura española y representaciones negativas de los pueblos afrodescendientes, en todos los casos. En este contexto colonial y centrándonos, particularmente en México, se pintan una serie de lienzos de cuadros de castas, cuyo fin fue categorizar y clasificar al conjunto de la sociedad, producto del mestizaje entre personas españolas, indígenas y africanas. El discurso tras las imágenes fue claramente eurocéntrico: el mestizaje produce personas con distintos tonos de piel, mientras más oscura se presenta la piel, más degradada se consideraba a esa persona. Por tanto, encontramos una sociedad en la que la limpieza de sangre y el deseo de ser cristiano viejo tuvo su importancia, hasta el punto de favorecer o desfavorecer la movilidad social. La utopía del blanqueamiento, con el fin de mejorar la raza mediante el mestizaje, se fundamentó en el color blanco de la piel y todos los valores asociados a ello, la felicidad familiar y el éxito económico. El interés del análisis de las pinturas de castas reside en que en ellas encontramos expresada potentemente la utopía del blanqueamiento, la idealización de la “blancura” que permite que las castas inferiores puedan medrar si consiguen el éxito económico, como una de las estrategias de movilidad social, además de los matrimonios heteronormativos. Por último, la tercera parte está conformada por las conclusiones y resultados. Se exponen los resultados obtenidos tras el análisis de los cuadros. Las conclusiones confirman que la hipótesis planteada ha sido demostrada a través de los cuadros de castas. En este apartado se aportan, entre algunas conclusiones, afirmaciones que constatan la existencia de dos procesos de racialización paralelos: Por un lado, la racialización de los cuerpos blancos europeos como modelo hegemónico colonialista y de colonialidad. En este escenario se encuentra la población indígena como una extensión del proyecto europeo, una población no blanca que fue blanqueada bajo un modelo de sexualización reproductiva de personas europeas. Por otro, el tercer cuerpo que se incorpora al escenario hispanoamericano es el de las personas africanas, que sufrieron una racialización de inferioridad y criminalidad por razón de color de piel. La población africana se constituye como una otredad radical, estableciéndose, por primera vez, la polaridad blanco/negro. Esta dicotomía explicaba la estigmatización tan brutal sobre las personas afrodescendientes por parte del sistema de blanqueamiento de toda Hispanoamérica, y concretamente en Nueva España. La estigmatización de las personas afrodescendientes sirvió para crear una jerarquía donde se asociaba el color negro con la bajeza. A ello se deben añadir las referencias bibliográficas utilizadas para el desarrollo de esta tesis