Estudio del consumo de alcohol en el alumnado de la Universidad de Huelvacausas, riesgos y prevención
- Azaustre Lorenzo, María Carmen
- Juan Manuel Méndez Garrido Director
Universidad de defensa: Universidad de Huelva
Fecha de defensa: 13 de enero de 2014
- Honorio Salmerón Pérez Presidente/a
- Manuel Monescillo Palomo Secretario/a
- Javier Gil Flores Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
A lo largo de la historia, las bebidas alcohólicas han estado presentes en prácticamente todas las culturas y han sido consumidas con propósitos diferentes. Además de sus propiedades físicas (como sustancias psicoactivas, capaces de alterar el estado anímico; como líquidos, capaces de calmar la sed, etc.), las bebidas alcohólicas implican un conjunto de significados simbólicos, positivos y negativos. En algunas sociedades, como la occidental, el consumo social de bebidas alcohólicas se suele asociar a la celebración; en varias culturas puede ser un símbolo de inclusión o de exclusión en determinados grupos sociales. Por otra parte, entre esta amplia gama de símbolos positivos asociados al consumo de alcohol, es habitual en prácticamente todas las culturas que el abuso en el consumo suponga una estigmatización social negativa: entre un grupo de personas afectadas por diversos trastornos de la salud, una persona visiblemente ebria es una de las peor consideradas, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Ustün, 2001). El consumo de alcohol, en su aspecto más social y cultural, puede entenderse como el espacio entre dos extremos: el placer producido por el consumo moderado y equilibrado, asociado a las relaciones sociales, eventos familiares, etc., y el sufrimiento individual y colectivo, que produce su abuso (Peele y Grant, 1999). Nos encontramos, por tanto, ante un producto de consumo generalizado, con fuertes connotaciones sociales (positivas y negativas), cuyo consumo abusivo o inadecuado produce efectos negativos tanto para la persona que lo consume como para otras personas y, en general, para la sociedad. Desde esta perspectiva social del alcohol, evitar el consumo abusivo y su impacto negativo en la salud se ha convertido no sólo en el objetivo de instituciones sanitarias nacionales e internacionales, sino en la clave de sostenibilidad del propio sector. Una muestra de la necesidad de cooperación y colaboración entre diferentes tipos de instituciones, incluidas las empresas productoras del sector, es el documento firmado en mayo de 1997, conocido como Los Principios de Dublín fruto de una iniciativa puesta en marcha por el National College of Industrial Relations de Dublín y el International Center for Alcohol Policies (ICAP). El documento pretende ser un acuerdo de colaboración y una declaración de intenciones entre diferentes grupos e instituciones de diferentes ámbitos: científicos, ejecutivos de la industria, funcionarios de gobierno, expertos en salud pública e individuos de organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales. En el preámbulo de Los Principios de Dublín (1997), se expresa claramente la necesidad de establecer marcos de colaboración entre los diferentes agentes implicados: El bien común de la sociedad requiere que todos sus miembros asuman una parte razonable de responsabilidad social. En las áreas relacionadas con el consumo del alcohol, los individuos y las sociedades en que viven necesitan hacer elecciones informadas. Con el objeto de promover el conocimiento sobre el alcohol y prevenir su mal uso, los gobiernos, la industria del alcohol, los investigadores científicos y la comunidad de salud pública tienen una responsabilidad común de trabajar mancomunadamente como se indica en estos principios. En definitiva, el consumo responsable de alcohol constituye el eje de la responsabilidad corporativa de este sector, generando la necesidad de establecer un diálogo con todos los grupos de interés implicados: Administraciones públicas, instituciones educativas, ONG, autoridades sanitarias, asociaciones de consumidores y distribuidores (hostelería y establecimientos de venta de bebidas y alimentación). Supone, además, aceptar el reto y cumplir las recomendaciones y expectativas de diversos interlocutores sociales. El consumo del alcohol se asocia con una variedad de consecuencias beneficiosas y adversas para la salud y para la sociedad que afectan tanto al individuo como la sociedad. Los gobiernos, las organizaciones intergubernamentales, la comunidad de salud pública y los miembros de la industria del alcohol considerados individualmente y en cooperación con otros deberían tomar las medidas adecuadas para combatir el beber irresponsable y la incitación a tal modo de beber. Estas medidas podrían incluir investigación, educación y apoyo a los programas que tratan problemas relacionados con el alcohol. Siguiendo con los principios de Dublín, la industria de bebidas alcohólicas, los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales deberían apoyar la investigación científica independiente que contribuye a la mejor comprensión del uso, mal uso, efectos y propiedades del alcohol y las relaciones entre el alcohol, la salud y la sociedad y además, las comunidades científica y académica deberían adherir a las más altas normas profesionales, científicas y éticas en la conducción y divulgación de las investigaciones relacionadas con el alcohol cualquiera que sea la fuente de su financiamiento (Principios de Dublín, 1997). Es inevitable plantear como cuestión previa qué es el consumo responsable de alcohol, cuestión sobre la que no hay un acuerdo generalizado. Para centrar los términos del debate y de la perspectiva adoptada en este trabajo, partimos de la idea de que lo que hace posible hablar de consumo responsable en el caso del alcohol es que, bajo determinados supuestos (de cantidad, estado de salud del consumidor y otras circunstancias externas), su consumo no implica un riesgo grave para la salud del consumidor. En otras palabras, existe una gradación o clasificación de los tipos de consumo según diferentes criterios, que separan el consumo nocivo del consumo de bajo riesgo. El Informe sobre Alcohol de la Comisión Clínica del Ministerio de Sanidad y Consumo establece dos tipos de criterios para clasificar el consumo de alcohol: criterios epidemiológicos y criterios clínicos. Referente a los criterios epidemiológicos, en general, el consumo de bajo riesgo se define como aquella pauta de consumo que puede implicar un alto riesgo de daños futuros para la salud física o mental, pero que no se traducen en problemas médicos o psiquiátricos actuales. La revisión de diferentes estudios permite confirmar que no ha podido consensuarse un único criterio a nivel internacional para establecer el límite de consumo a partir del cual se considera consumo de riesgo. Pero se considerará bebedor de riesgo aquella persona que consume gran cantidad de alcohol en poco tiempo, es decir, cinco o más bebidas alcohólicas que puedan suponer más de 8 UBES (cuatro combinados, o cuatro cañas de cerveza más dos combinados, por ejemplo). La clasificación desde el punto de vista clínico no depende de la cantidad o frecuencia de la bebida, sino de las manifestaciones clínicas que el alcohol ocasiona en el individuo, manejándose criterios para: bebedor no problemático, consumo problemático y consumo perjudicial. Según el Libro Blanco del consumo responsable de alcohol en España (2009), muchos de los programas, sobre todo en el ámbito comunitario, no tienen un marco teórico de referencia. La mayoría son actividades puntuales o folletos aislados, aunque destacan un número de programas, reducido todavía, preocupados por el rigor metodológico y que empiezan a ser referentes para otros muchos. Se asume implícitamente como marco teórico una relación directa entre información y prevención. Con frecuencia se mezclan dos planteamientos teóricos: la transmisión de información sobre la sustancia y su abuso, y la información sobre actividades alternativas, ambas como variables que previenen el abuso. En los programas básicamente informativos se asumen implícitamente los postulados de la Teoría de la Acción Razonada, si bien se incorporan elementos de la Teoría del Aprendizaje Social. Las bebidas alcohólicas aparecen en nuestra época como un factor más de aculturación (Daumer, 1985; Santo Domingo, 1990). La cultura del siglo XX ha añadido caracteres de universalización al consumo de bebidas alcohólicas y a los problemas derivados. Y no es porque en otras culturas no europeas, el alcohol no haya sido usado de manera habitual a lo largo de la historia, todas las culturas en todos los momentos de la historia han obtenido soluciones fermentadas con aquellos productos vegetales que tenían más disponibles (Braudel, 1979), sino más bien se trata de una nueva ola de alcoholización universal, promovida en última instancia por intereses comerciales. En España la concentración de grupos de jóvenes en ciertos espacios abiertos con el objeto de consumir alcohol se ha convertido en un fenómeno social, denominado botellón (Comisión Clínica, 2007; Oteo, 2009). Sin embargo, donde el alcohol está socialmente aceptado e integrado dentro de la vida familiar, en países del Mediterráneo como Francia, España e Italia (Engels y Knibbe, 2000), los jóvenes muestran niveles más bajos de consumo de alcohol en forma de atracón y de comportamiento antisocial relacionado con el alcohol que sus homólogos del norte, como el Reino Unido y los países escandinavos (Gabhain y François, 2000; Hibell et al. 2004). En los últimos años, el creciente y perjudicial consumo de alcohol junto con sus consecuencias negativas para la salud ha recibido la atención internacional como un asunto que requiere de acción inmediata. En la 63 Asamblea Mundial de la Salud, pide a los Estados que elaboren, apliquen y evalúen estrategias y programas eficaces para reducir las consecuencias sanitarias y sociales negativas del consumo nocivo de alcohol (WHO, 2010). Otro cambio observado en los patrones de consumo juvenil es la existencia del policonsumo (consumo de varias sustancias a la misma vez) ligado a las situaciones de ocio y diversión (Martín, 2002; Oteo, 2009; Plan Nacional sobre Drogas, 2009). Nuestro tema de investigación surgió a partir del planteamiento inicial, la hipótesis, que defiende el consumo responsable de alcohol en el alumnado de la Universidad de Huelva. El estudio parte de una investigación anterior donde se analizaban los comportamientos de riesgo para la salud en la Enseñanza Superior. Se profundizó en el conocimiento de hábitos en el consumo de drogas y las adicciones a las nuevas tecnologías en todas sus variantes y en las situaciones de riesgo para la salud en todo lo relativo a prácticas que incidieran en enfermedades de transmisión sexual. Una vez, analizados los datos, se comprobó que era necesario hacer una investigación sobre las causas que llevan al alumnado de la Universidad de Huelva al consumo de alcohol, el riesgo que ese consumo, no controlado, les puede perjudicar y la urgencia de ofertar cursos, actividades y talleres para dar a conocer entre los universitarios el peligro de un consumo no responsable de bebidas alcohólicas. Se aplicó una prueba piloto para evaluar el cuestionario como técnica útil para valorar la validez y confiabilidad elaborado ad hoc, es decir, se confeccionó específicamente para esta investigación y, por tanto, no es generalizable ni utilizable para otros propósitos. Con la validez se determina la revisión de la presentación del contenido, el contraste de los indicadores con los ítems (preguntas) que miden las variables correspondientes. Se estima la validez como el hecho de que una prueba sea de tal manera concebida, elaborada y aplicada y que mida lo que se propone medir. Para acercarnos a la validación de este trabajo adoptamos la tipología propuesta por Maxwell y Stake (2006), que plantean cinco tipos de validez que se pueden relacionar con algunas etapas de nuestra investigación: 1. Validez descriptiva. Se refiere a la que está relacionada con la etapa inicial de la investigación. Usualmente involucra la recopilación de datos. El resultado principal es la información que describe lo que fue observado y experimentado. Para ello es muy importante tanto la selección del lenguaje como de los datos relevantes. 2. Validez interpretativa. La certeza en la interpretación es válida si se pueden confirmar o reconocer los descubrimientos de la investigación en particular. 3. Validez teórica. La validez teórica es un análisis más abstracto que la validez descriptiva e interpretativa, relacionada con la inmediatez física y mental del fenómeno estudiado. Las construcciones y marcos teóricos definen intrínsecamente la recopilación y la interpretación de los datos en la etapa inicial de la investigación. 4. Generalidad. Este tipo de validez se refiere al grado en que la explicación es aceptada para ser generalizable. 5. Validez evaluativa. Se refiere a la aplicación de un marco evaluativo. La evaluación no puede ser considerada como un comunicado conclusivo. En la presente investigación, se utiliza un texto científico con el fin de preparar una estructura argumentativa de los contenidos en forma explícita y clara, adecuada y fructífera. Los textos incluyen, o al menos señalan, una clara indicación de los puntos a tratar, por lo que se toma la responsabilidad de enunciar la sustentación argumentativa del punto que demanda. Además permite realizar una propuesta que se sustente en un plan de acción factible y orientada a resolver un problema. En la elaboración del diseño de investigación, uno de los aspectos que cuidamos fue el concerniente con la validez, buscando con ese precepto que el proyecto tuviera la calidad ineludible. En la ejecución del procedimiento metodológico cuantitativo se aplicó el cuestionario de satisfacción revisado y corregido por expertos de la Universidad de Huelva, a alumnos/as que no formaban parte de la muestra, pero que presentaban las mismas características de los sujetos de estudio. Para hallar el coeficiente de confiabilidad se procedió de la siguiente manera: - Aplicamos la prueba piloto a un grupo de sujetos pertenecientes a la muestra de estudio, con características equivalentes a la misma. El grupo pertenecía a una clase de segundo curso del grado de maestro de Educción Primaria. - Se interpretaron los valores teniendo en cuenta las escalas del cuestionario, así como sus dimensiones y variables. - Los datos se volcaron en un programa informático para su posterior análisis, por tanto, nuestra investigación parte del estudio de ese análisis, cuyos resultados demostraron que el cuestionario era aplicable, que el alumnado entendía los ítems y que el contenido de las preguntas estaba a la altura de la problemática del estudio y de los objetivos establecidos. Podemos señalar que la metodología es el estudio lógico y sistemático de los principios que guían la investigación social. Implica afirmaciones sobre el mundo, en tanto objeto-método se afirman y determinan. Por tanto, el método acota y define lo relevante para el conocimiento y la reflexión sobre el diseño e la investigación nos ayuda a definir el proceso, es decir, el modo en el que hemos abordado el estudio del tema. También nos permite obtener información a través de la recogida de los datos y, finalmente, comprobar si se han alcanzado los objetivos planteados. El propósito del diseño ha sido asegurar que la investigación alcanza altos niveles de coherencia interna e integridad por lo que el diseño de nuestro trabajo investigador representa una combinatoria de elementos tácticos y estratégicos del proceso o en otras palabras lo que define nuestra metodología de la investigación. La estructura general de la investigación la hemos planteado partiendo de la relación existente entre las variables de la investigación y mediante la aplicación del método científico que posibilitará abordar el fenómeno o problemática definida en la investigación. En esa tarea la función investigadora ha sido definir un esquema claro del método de aproximación a los objetos de la investigación en el que se concretaran un orden y una lógica de su propósito, es decir, una estructura metodológica. Las etapas del proceso de investigación fueron las siguientes: la primera consiste en la elaboración del proyecto de investigación, etapa que se corresponde con la fase de planificación del proceso general de investigación; la segunda la constituyen la recogida y análisis de los datos, correspondiente a la fase de la realización de la investigación y, por último, la tercera se refiere a la comunicación de los resultados a través del informe. En la primera etapa, relativo a la planificación de la investigación, analizamos si existían tesis previas que trataban nuestro tema de estudio. Para ello consultamos la base de datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte TESEO y otras como REDINET que es un sistema documental automatizado, centrado en la información educativa; también investigamos sobre artículos de revista que hablara sobre la temática de este trabajo, libros, capítulos de libros, páginas Web y en última instancia, examinamos la base de datos Dialnet que permite la búsqueda y recuperación de artículos, documentos de trabajo, monografías colectivas, capítulos de libros, ponencias y comunicaciones de congresos, tesis, reseñas bibliográficas y nos puso en el conocimiento de otras bases de datos temáticas como MathSciNet, Zentralblatt Math,RePEc, o el catálogo de la Biblioteca Nacional de España. En la segunda etapa, realizamos la recogida de datos, aplicando el instrumento como la encuesta-cuestionario y completada con la consiguiente interpretación de esos datos. En la tercera etapa, redactamos las conclusiones con una explicación detallada de las implicaciones de ese ámbito científico, las posibles futuras líneas de investigación y las limitaciones que nos hemos encontrado a la hora de realizar nuestro estudio. En el apartado de fases de la investigación describimos detalladamente esas etapas. Nuestra investigación parte del estudio del consumo de alcohol en los estudiantes de la Universidad de Huelva ya que se nos plantearon nuevos interrogantes y la toma de conciencia de la necesidad de hacer un estudio que respondiera a todas las cuestiones que nunca fueron estudiadas en esta Universidad del Suroeste de España. El modelo de investigación adoptado ha sido mediante la aplicación de una metodología cuantitativa y para obtener la información de este trabajo se elaboró un cuestionario ab hoc, es decir, un cuestionario para esta investigación en concreto, estructurado como instrumento que recogió gran cantidad de datos tales como actitudes, intereses, opiniones, conocimiento, comportamiento, así como los datos de clasificación relativos a medidas de carácter demográfico y socio-económico. La captación de información a través de la encuesta se realizó con la colaboración expresa de los individuos encuestados. Por tanto, la encuesta es un procedimiento utilizado en investigación para obtener información mediante preguntas dirigidas a una muestra de individuos representativa de la población o universo de forma que las conclusiones que se obtengan puedan generalizarse al conjunto de la población siguiendo los principios básicos de la inferencia estadística, ya que la encuesta se basa en el método inductivo, es decir, a partir de un número suficiente de datos podemos obtener conclusiones a nivel general. Además de tener en cuenta las referencias de diferentes autores que abordan dicho tema. La investigación se encuentra dividida en seis apartados cada uno de los cuales va a tener una función determinada: I. Marco teórico. II. Diseño y desarrollo de la investigación. III. Análisis de los resultados. IV. Conclusión. V. Referencias bibliográficas. VI. Anexos. El análisis teórico del problema de investigación nos va a aportar una visión más científica y reflexiva en base a diseños de diferentes autores que han investigado sobre este problema en diferentes contextos y han supuesto la difusión de una realidad emergente entre los jóvenes. Para entender todo un proceso, el supuesto teórico debe ir unido a la práctica que será quien nos dé una respuesta aproximada del objeto de estudio de nuestro interés. El apartado dedicado al diseño y desarrollo de la investigación, se corresponde con la estructura de la investigación: justificación de la investigación, importancia y diseño de la investigación, estructura, etapas del proceso del estudio, metodología, preocupación e interrogantes, finalidad y objetivos, el método empleado, la muestra, técnicas de recogida de datos, instrumento empleado en la investigación: el cuestionario. El apartado que nos ofrece los datos para analizarlos se corresponde con el análisis de los resultados obtenidos a través del instrumento empleado en la investigación. Este análisis nos lleva a las conclusiones de la investigación, a las limitaciones encontradas en todo el proceso, a las propuestas de mejora y a las sugerencias para investigaciones futuras. Las referencias que aportamos son en las que se apoya nuestra investigación. Contribuiremos al enriquecimiento del trabajo con toda la información complementaria con el anexo, que se corresponde con el apartado VI